sábado, 28 de junio de 2014

Trabajar, para no sentirse afuera.

Un innovador programa propone la inserción laboral en personas con trastornos mentales severos como medio para hacer más efectiva la inclusión social.
Por Luján Francos  | Para LA NACION


¿Quién dijo que una persona con trastornos mentales no puede rendir bien en un trabajo y, además, estar cada vez mejor por la motivación que implica el desafío del empleo? El IPS, por Individual Placement and Support, es un programa de inserción laboral que trabaja con pacientes bipolares, esquizofrénicos y paranoicos, y constituye la primera experiencia de este tipo en América latina. Una profesora de inglés, una bibliotecaria, una enfermera en un hospital y una moza en un local de fiestas infantiles son ejemplos concretos de empleos a los que accedieron algunos de los 45 usuarios de este plan en la Argentina. Desde hace un año, la Clínica Las Heras Salud Mental lo está implementando, con asistencia técnica de la Universidad de Dartmouth de Estados Unidos, y replica casos internacionales con experiencias exitosas. Es un trabajo integrado con el Hospital Británico, Cemic y Fundación Aigle. 

"Es un programa innovador y provocador: hay exclusión cero", dice el Dr. César Luchetti, director general de la Clínica Las Heras. Y explica que no es una condición que la persona esté estable como para que pueda formar parte del programa. Es decir que se ubica a la par la medicación con el trabajo en un mercado normalizado para la recuperación. 

"Es una experiencia que sorprende mucho incluso en el ámbito de la salud mental. Es un programa muy integrador comunitariamente", comenta la Dra. Camila Zapiola, coordinadora del Programa de Inserción Laboral. "Empareja al que tiene un padecimiento mental con el resto de la población; nadie queda excluido. Trabajar es terapéutico", afirma. 

Sandra Langfitt Reese es una entrenadora de IPS que vino de los Estados Unidos el año pasado para compartir su experiencia de 27 años en este tema. Ella empezó trabajando en una comunidad, haciendo actividades deportivas con la gente. Hizo un cambio radical cuando vio que en realidad lo que la gente quería era volver a trabajar. "La mayoría contesta lo mismo cuando les preguntan por qué quieren trabajar: para ganar plata, para socializar con otros, porque nos hace bien -comenta-. Es muy importante dar a las personas una salida a la comunidad. Cualquiera que tenga un problema tiene los mismos derechos", asegura. 

El sistema de apoyo es una parte fundamental en este programa. Los especialistas en trabajo funcionan como nexo entre los usuarios, las familias, el empleador y el equipo de salud. Tienen la difícil tarea de conseguir empleadores y de acompañar a los nuevos empleados durante un año para ayudarlos a resolver cualquier conflicto que pudiera surgir. Acompañarlos a las entrevistas, llamarlos por teléfono para saber cómo les está yendo y hablar con los familiares y el equipo de salud que trata a los usuarios son sus tareas habituales. 

La licenciada en Terapia Ocupacional Mariel Pellegrini, coordinadora del Programa de Inserción Laboral (IPS), explica que luego de tener la entrevista en la empresa se realiza la evaluación de los puestos de trabajo disponibles y se hacen coincidir las exigencias del puesto con las habilidades e intereses de la persona. 

Este sistema muestra un 30 por ciento más de efectividad en la inclusión que los programas más tradicionales de rehabilitación social. 

Motivación, trabajo, independencia económica, sentirse útiles, hacer lo que les gusta. Esto es fundamental para que todos los seres humanos estén cada vez mejor, felices y con dignidad.